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Incendios en Australia: ¿y si ocurrían en el NEA argentino?

¿Un incendio de 6.000.000 de hectáreas en el NEA? Consecuencias en un ecosistema debilitado por la acción del hombre y una tragedia de proporciones en la región con más de la mitad de las especies en vías de extinción de la Argentina.

Durante los últimos meses, los incendios forestales en Australia han afectado grandes porciones de su territorio. Esto ha tenido un efecto terrible sobre la flora y la fauna del país, y miles de personas han sido evacuadas de sus hogares, algunos de los cuales han sido devorados por las llamas.

Se estima que hasta ahora se han quemado entre 6 y 8 millones de hectáreas de terreno. Es una superficie tan amplia que cuesta imaginar.

Tratándose de un continente de las dimensiones de Australia (con 7,7 millones de kilómetros cuadrados, 3 veces más grande que Argentina y 26 veces más grande que el NEA) casi todos los cálculos se hacen difíciles de entender.

¡El fuego que devora parte del planeta!

Para tener una idea de la magnitud, la superficie destruida por el fuego es el equivalente a al 25% de la superficie combinada de las provincias del NEA. En un desglose, se podría decir que los incendios equivalen a más de la mitad de los territorios de Formosa y Corrientes; en el caso de Chaco representaría el 60% de su territorio destruido;  y, por último, sería el equivalente a la destrucción del doble de la superficie de Misiones.

¡Un problema que nos afecta a todos!

Esta proyección también supondría la trágica desaparición de zonas completas de bosques nativos y sus efectos en un ecosistema, de por sí, debilitado por la acción del hombre.

Tragedia sin incendios

Aún sin la presencia de devastadores incendios, como los ocurridos en Australia, el 80% de la deforestación en el país se concentra en el norte argentino. Chaco, puntualmente, es la provincia que más destruyó sus bosques en los últimos tres años. Con este triste récord, está poniendo en peligro el ecosistema y la fauna de la región.

Las topadoras están exterminando el bosque, y con él perdemos a toda su biodiversidad. Se está amenazando seriamente a especies autóctonas que ya se encuentran en peligro de extinción.

¡Millones de animales muertos!

Desde que se desataron los incendios en Australia, se calcula que han muerto ya unos 480 millones los mamíferos, aves y reptiles. La cifra se obtuvo tras un trabajo realizado por la Universidad de Sidney, cuyos ecologistas vislumbran que el número puede ser mucho mayor aún.

¡La humanidad es la responsable de destruir y volver a revertir!

Si bien la mayoría de los ejemplares murieron calcinados o por el efecto directo del humo, hubo una cantidad importante que falleció debido a los desplazamientos forzados por el fuego que los sacó de su hábitat.

Entre los animales afectados, aparecen varias especies en peligros de extinción como canguros, wombats, demonios de Tasmania y koalas, cuya población (la de estos últimos) se estima que disminuyó más de un 30%.

La misma tragedia por otros motivos

El Koala está “funcionalmente” extinto.

Así como en Australia el Koalá es una de sus especies insignia, el yaguareté lo es para la región NEA de nuestro país. El gran felino americano redujo su hábitat en un 95 % por acción del hombre. La cifra es estimada y dado el alto grado de aislamiento de esa población, llevaba a considerarla críticamente amenazada.

En nuestra región la extinción de los yaguareté está en avance.

El resultado es estremecedor: quedan apenas 250 yaguaretés (o menos) en todo el país y unos 20 ejemplares en la región NEA.

Un eventual incendio de su territorio de proporciones australianas hubiera literalmente extinguido a la especie.

Y el fuego no tiene la culpa. Hacerla víctima de la cacería —por el propósito que fuere (venta de pieles, cabezas del animal como trofeo, etc.)— y de la fragmentación de su territorio causada por la deforestación de su hábitat fueron los motivos que pusieron a la especie en jaque.  La seducción por su piel no es reciente. 

Alexander Von Humboldt escribió a principios del siglo XIX: “Sólo del puerto de Buenos Aires salían para Europa 2.000 cueros de yaguareté“. Si bien se considera que ese tipo de caza no sucede desde hace siete décadas, lo siguen matando.

Un problema a mayor escala

Si mencionar la crítica situación del yaguareté es un verdadero drama, el mapa de riesgo se convierte en tragedia cuando ampliamos el espectro de especies amenazadas que habitan la región NEA.

Y es que más de la mitad de las especies en extinción de la Argentina se encuentran en esta región.

Además del yaguareté, se encuentran en esta lista negra el Aguará Guazú, el zorro más grande de Sudamérica, el oso hormiguero gigante o «yurumí». El Ciervo de los pantanos, el más más grande en Sudamérica y habita en los Esteros del Iberá.  El Tatú carreta, del que se estima que perdió el 30% de su población.

Además, en los últimos 15 años, la Chinchilla de cola larga vio disminuida su población en casi un 90 por ciento. Así la lista continúa con decenas de especies de aves nativas que podrían dejar de existir con el avance del desmonte en áreas prioritarias de conservación.

Probabilidades de grandes incendios en el NEA

El Informe Nacional de Peligro de Incendios de Vegetación, del Programa de Evaluación de Peligro y Alerta Temprana de Gobierno Nacional, indicó que a excepción de la provincia de Misiones, los últimos 3 meses del año 2019 tuvieron un marcado superávit de precipitaciones sobre la región. Las temperaturas fueron hasta 2ºC superiores a las medias sobre el norte regional; en el resto del área fueron inferiores a las mismas.

El indicador BUI de las estaciones de referencia (que evalúa focos de calor) se encuentra en valores muy bajos lo que indicaría una baja probabilidad de incendios.

En el transcurso del mes de Enero la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Nación (SAyDS), recibió reportes de 117 incendios forestales, pero sólo uno en el NEA, reportado en Misiones, que afectó unas 20 has de plantaciones. Cifra absolutamente insignificante ante las 6.000.000 de has afectadas en Australia.

¿Qué podemos aprender de esto?

Nuestra fauna es única e irrepetible, seamos protectores de ella.

La lección debería estar clara a esta altura, pero lo sucedido en Oceanía nos demuestra lo lejos que estamos de aprender: Cuidemos nuestro ambiente, protejamos a nuestras especies y a nuestra fauna, antes que sea demasiado tarde…